martes, agosto 19, 2008

Tópicos (ps)


buscando palabras
expresiones
fórmulas literarias
me fuí a topar
mira tu por donde
con el viejo tópico
aquel tan dicho
tan usado
tan escrito y
tan leido
por ti
cruzaría el niágara
ya no digamos en bicicleta
!volando nomás
también
sería capaz de bajarte una estrella
después de advertirte que no
que se ven mas bonitas
alli colgadas
o la luna
aunque sea de queso
por ti
buscaría los seres imaginarios
del maestro Borges
de Cortázar
empujaría al A Bao A Qu (*)
resucitaría al pangolín
rescataría al poc
traería de nuevo al amable
brontosaurio
guardaría para siempre al
sonriente Biji
por ti
no subiría el Everest
pero si al Olimpo
a traerte esas flores que dicen
que curan los males de amor
y dejan
dicen
los bienes
en fin
por ti
haría cualquier imposible
incluso amarte más
de lo que me amas tu
o también
escribirte un poema
sin tópicos
.........................
(*) A Bao A Qu (El Libro de los Seres Imaginarios, JL Borges)
Para contemplar el paisaje más maravilloso del mundo, hay que llegar al último piso de la Torre de Victoria, en Chitor. Hay ahí una terraza circular que permite dominar todo el horizonte. Una escalera de caracol lleva a la terraza, pero sólo se atreven a subir los no creyentes de la fábula, que dice así:
En la escalera de la Torre de la Victoria, habita desde el principio del tiempo el A Bao A Qu, sensible a los valores de las almas humanas. Vive en estado letárgico, en el primer escalón, y sólo goza de vida consciente cuando alguien sube la escalera. La vibración de la persona que se acerca le infunde vida, y una luz interior se insinúa en él. Al mismo tiempo, su cuerpo y su piel casi traslúcida empiezan a moverse. Cuando alguien asciende la escalera, El A Bao A Qu se coloca en los talones del visitante y sube prendiéndose del borde de los escalones curvos y gastados por los pies de generaciones de peregrinos. En cada escalón se intensifica su color, su forma se perfecciona y la luz que irradia es cada vez más brillante. Testimonio de su sensibilidad es el hecho de que sólo logra su forma perfecta en el último escalón, cuando el que sube es un ser evolucionado espiritualmente. De no ser así el A Bao A Qu queda como paralizado antes de llegar, su cuerpo incompleto, su color indefinido y la luz vacilante. El A Bao A Qu sufre cuando no puede formarse totalmente y su queja es un rumor apenas perceptible, semejante al roce de una seda. Pero cuando el hombre o la mujer que lo reviven están llenos de pureza, el A Bao A Qu puede llegar al último escalón, ya completamente formado e irradiando una viva luz azul. Su vuelta a la vida es muy breve, pues al bajar el peregrino, el A Bao A Qu rueda y cae hasta el escalón inicial, donde ya apagado y semejante a una lámina de contornos vagos, espera al próximo visitante. Sólo es posible verlo bien cuando llega a la mitad de la escalera, donde la prolongaciones de su cuerpo, que a manera de bracitos lo ayudan a subir, se definen con claridad. Hay quien dice que mira con todo el cuerpo y que el tacto recuerda a la piel del durazno.
En el curso de los siglos el A Bao A Qu ha llegado una sola vez a la perfección.